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“Estoy agotado porque mi hijo no quiere dormir sólo. Su madre tiene que tumbarse con él para que se duerma. No se duerme solo sino estás con él y siente que estas cerca. Por las noches se despierta y viene a nuestra cama, le llevo a la suya, pero no hay forma de que se vuelva a dormir. Después de varias intentonas, acaba durmiendo en nuestra cama. Las noches son agotadoras porque no hay quien duerma los tres juntos, así que me voy a su cuarto para poder descansar algo. Es “un baile” de noche que no hay quien lo soporte” Esto nos lo contaba una persona desesperada, pero no es la primera, ni será la última, porque cada vez más familias nos contáis que vuestros hijos no duermen bien, no quieren dormir solos, tienen que comer algo a media noche porque les calma… nos preguntamos, ¿tendrán alguna “deficiencia física” que no les permita conciliar el sueño de una manera continuada o sencillamente no tienen establecidas unas rutinas que les permita un orden en el sueño?

Esta y un sinfín de situaciones cotidianas se dan en la vida familiar y las vais asumiendo como algo habitual porque no sabéis cómo gestionarlas, cambiarlas, mejorarlas o sencillamente porque pensáis que es normal que ocurra.

Aprender a educar cómo tal, no es una acción que se lleve a término porque a priori creéis que no es necesario. Requiere tiempo y esfuerzo y hoy en día se emplean en otras acciones porque el entorno nos lleva pensar que el sentido común es suficiente para educar. Hay diferentes fuentes donde consultar y poder recibir “píldoras” que resuelven un momento puntual. Pero aprender algo requiere vivirlo en primera persona, ser protagonistas del aprendizaje y practicar con acciones concretas. Esto te lleva a que lo vayas haciendo tuyo y lo pongas en práctica de una forma natural.

En los primeros años de nuestros hijos e hijas todos los padres y madres estamos muy receptivos, con mucha ilusión de aprender. Cuando pasan esos años y comienzan a ser más autónomos, en esa edad que todo es maravilloso, se nos pasan las inquietudes y en términos generales todo nos parece bien. Cuando comienza la pre adolescencia o adolescencia que desconocemos las reacciones y formas de actuar de nuestros hijos volvemos a estar perdidos como si nuestro hijo hubiese vuelto a nacer.

Cada etapa tiene su desarrollo evolutivo, los padres y madres lo debemos conocer previamente para que no nos coja desprevenidos. La educación preventiva al igual que la medicina preventiva hace que estemos preparados para llegar antes. La educación preventiva busca llegar antes con el bien, cualquiera que sea la etapa evolutiva y la edad en que se encuentren nuestros hijos e hijas. Hasta hace unos años, era suficiente educar en presente con el ejemplo diario y educar en pasado corrigiendo los comportamientos inadecuados. Hoy debemos educar en futuro, adelantarnos con nuestra acción educativa.

Os ponemos a continuación unos ejemplos para llevar a la práctica la educación preventiva:

  • Comer juntos en familia y tener sobremesa
  • Fomentar el deporte, la música, actividades artísticas para evitar la adicción a las videoconsolas
  • Establecer horarios de estudio en familia para fomentar un ambiente de silencio sin TV ni música.
  • Realizar planes familiares
  • Hablar de las drogas para que conozcan las consecuencias que tiene antes de que se las ofrezcan
  • Promover el hábito de la sinceridad buscando oportunidades para que aprendan el valor de la verdad reforzándoles cuando la digan
  • De 0 a 2 años: Orden en el sueño, comida e higiene; Estimulación sensorial para potenciar sus sentidos
  • De 2 a 6 años: Obediencia, cumpliendo pequeños encargos; Relación con los demás haciendo uso de las normas básicas de educación como pedir las cosas por favor y dar las gracias.
  • De 6 a 10 años: Establecer confianza para evitar que en la adolescencia los confidentes de sus problemas sean solamente sus amigos; Hablar de afectividad y sexualidad de acuerdo a su madurez; Generosidad experimentar la sensación de sentirse bien cuando ayudan y dan
  • Entre 11 y 14 años: Amistad, aprender el valor de la lealtad perdonando a los demás y pidiendo perdón cuando lo han hecho mal; Comprensión ser sensible a los sentimientos de los demás

 Practicar estas sugerencias y otras muchas que se pueden dar en el día a día os proporcionará “llegar antes” … resultado de la educación preventiva

Publicado en www.compartirnefamilia.com

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